Con varias de sus marcas registradas como no podía ser de otra manera, a saber; la camiseta con el número 10 en sus espaldas y una cinta de capitán que apretaba tanto sus bíceps que parecían hacerlos explotar, Diego Armando Maradona junto a todos sus compañeros dentro de la manga que tras salir del vestuario, depositaría al equipo Xeneize dentro del campo de juego y más que fiel con su estilo de siempre, su arenga no tardó en hacerse esperar: "A estos (por River), quiero ganarles siempre, yo no sé ustedes pero a mí, para sacarme estos tres puntos me van a tener que matar", le dijo el mejor jugador de la historia del fútbol a cada protagonista azul y oro que esa tarde, se jugaba una parada más que importante y difícil frente al poderoso conjunto Millonario comandado por Ramón Ángel Díaz.

La salida de Boca, todavía con público visitante en cancha, fue tan impresionante en cuanto al recibimiento de su gente que todavía se recuerda. De la misma manera, ha quedado también muy presente el tibio saludo entre el eterno 10 y Ramón, en aquel momento, distanciados por más de 15 años todavía luego de haber compartido, cuando ambos tenían edad de futbolistas juveniles aún, aquel inolvidable equipo campeón mundial de la categoría en Japón 1979 con César Luis Menotti como entrenador.

El partido en sí, no pudo haber empezado de peor manera para el conjunto Xeneize, la superioridad del equipo local en el desarrollo del juego, permitió que un futbolista formado en la cantera azul y oro, Sergio Berti, anote la ventaja parcial para el conjunto local. Para colmo de males, el Bambino Héctor Veira debió prescindir por problemas físicos precisamente de Diego Maradona para la disputa del segundo tiempo, en su lugar, el DT decidió el ingresó un tal Juan Román Riquelme.

El complemento mostró un Boca por momentos arrollador que empató primero gracias a una certera definición del volante Julio César Toresani y pasó al frente en el partido, con uno de los tantos goles inolvidable frente al rival de toda la vida anotados por el inolvidable Martín Palermo.

Tras el alocado festejo del conjunto de la Ribera en pleno estadio Monumental, el propio Diego le puso sus palabras al final de fiesta: "Boca jugó a lo Boca y River a lo River. Ellos hicieron un gran primer tiempo, es cierto, pero en el segundo se les cayó la bombacha (textual)".

Fue la última función de Pelusa dentro de una cancha, ese día, el pibe que salió de Fiorito pudo colgar sus botines en paz. Después de todo, ya le había dado al fútbol todo lo que tenía para darle y posiblemente, mucho más también.