En una semana todo se vino abajo. La eliminación de la Copa Libertadores, el despido de Sebastián Battaglia como técnico, las peleas por los premios, la salida inentendible del máximo referente y capitán como Izquierdoz del equipo titular y esta derrota ante un San Lorenzo juvenil, que no había ganado de local en el año.

Es un momento difícil, duro, complicado. No solo porque se sufrió la tercera derrota consecutiva (Unión, Banfield y San Lorenzo) en el torneo sino por todo el contexto que rodea a Boca en estos días. Pasaron 10 años para que el Xeneize caiga tres partidos consecutivos.

En el Nuevo Gasometro se vio un equipo que camino la cancha, sin ganas, sin reacción. Daba la sensación que tenían la cabeza en otra cosa. Jugadores que parecían entregados. Y eso no se permite con esta camiseta.

Se necesita una inyección anímica urgente para este plantel. No se puede dilatar mucho la elección del nuevo entrenador. Porque, además, no es justo para Ibarra estar en un cargo donde él no es que toma las decisiones, el mejor ejemplo es lo que paso con Izquierdoz

Ojalá entiendan que Boca está por encima de todo, que dejen los egos de lado. De una vez por todas dense cuenta que Boca es grande por su gente.