Cuando asumió Ibarra, el presente de Boca estaba muy lejos de ilusionarse con levantar un nuevo trofeo y sumar una estrella más. Desde la obligación, el Xeneize no tenía nada porque la clasificación a la siguiente Copa Libertadores ya la consiguió por consagrarse campeón de la Copa de la Liga. Pero desde la grandeza, Ibarra tomó el mando para volver a poner el equipo en los primeros puestos.

Con el mensaje de que hay que pelear todos los frentes, dar vuelta la página luego de la eliminación por el certamen internacional, Hugo Ibarra acomodó el plantel paso a paso. Es cierto que hubo decisiones que trajeron algunos descontentos consigo, pero el plantel se encarriló y depende de sí mismo para alzar el segundo campeonato del año. En paralelo, lucha por un lugar en la final de la Copa Argentina.

Con dos fechas solo por delante, el plantel Azul y Oro lleva una ventaja por encima de sus perseguidores y adeuda un partido (o mejor dicho 81') ante Gimnasia de La Plata. Entre Racing, Huracán (que ambos jugarán esta tarde su partido correspondiente a la jornada 25), River y Atlético Tucumán, hay muy pocos puntos de diferencia. Y un traspié del Xeneize, podría alargar la definición del torneo.

Según el reglamento de la Liga Profesional, en caso de igualdad de puntos al finalizar el calendario completo, se jugará un partido decisivo entre los mismos. No tendrá validez para definir quién es el campeón la diferencia de puntos, los goles a favor o el partido entre sí, como sucede en otras competencias.