Boca va por el camino de sus pibes, su identidad y volver a las bases ganadoras. Desde la llegada de Juan Román Riquelme a la dirigencia Xeneize, se buscó inyectar una gran dosis de ADN bostero, para recuperar la identidad que tanto nos marcó. Hoy los frutos a la vista: la primera y la reserva, líderes de un campeonato largo y lleno de equipos.

Cuando se hace un balance de trabajo, hay distintos tópicos para evaluar: los títulos - principalmente -, la proyección de juveniles en el primer equipo, y la economía del Club. Cada uno de ellos es tan importante para dar con una buena gestión. Desde Ameal para abajo, van por todos.

Es cierto que en el debe está la Copa Libertadores, pero campeonatos Boca levantó y aún va por más: puntero de la Liga Profesional, semifinalista de la Copa Argentina y aún con tres finales pendientes. Asimismo, el claro ejemplo de proyección se contesta con el último partido por el torneo más federal del país, ante Quilmes: 10 de 11 futbolistas que terminaron el encuentro, son producto de nuestra cantera.

Pero este último dato aún sigue alargándose y marcando historia. Boca no solo confía en lo que tiene, sino que lo demuestra en cancha. El fin de semana, en la victoria ante Vélez, se dio el debut de Simón Rivero, volante de 19 años que recientemente puso su firma para convertirse en jugador profesional de la institución hasta diciembre del 2026.

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El juvenil que llegó al Xeneize en 2016, salió campeón invicto con la quinta en 2021, marcando 27 goles en la categoría, debutó en reserva con Ibarra, y ahora, paradójicamente en primera, se convirtió en el jugador número 32 en estrenar en la actual gestión.

Desde los ya consagrados Alan Varela, Cristián Medina, Luis Vázquez, Exequiel Zeballos, entre otros, hasta las proyecciones que aparecen ahora como Luca Langoni, Gonzalo Morales, Maximiliano Zalazar, son de los tantos jugadores que dieron su primer paso en la máxima de Boca.