Su designación provocó casi un repudio generalizado en el hincha de Boca. Si Riquelme no fuera quien lo convocó, nadie sabe que hubiera pasado el día que estuvo viendo el partido contra Colón en el palco. Pero la confianza del ídolo, a la gente le alcanza. Por ahora.

Debutó con derrota ante San Lorenzo, con 48 hs de trabajo. Nada que reclamarle ni exigirle todavía. Ninguna responsabilidad en lo visto en la cancha. Solamente en el pésimo armado del banco donde llevó solo un central. Debió improvisar con Valentini y Ramirez de laterales izquierdos durante el partido. Almiron se encuentra con un plantel desorientado.

Los predecesores de este DT, con capacidades limitadas para cumplir con sus funciones, provocaron esta anarquía futbolística y táctica. Niveles bajísimos y nula idea de juego, ponen a Boca muy lejos en el torneo y con pronostico reservado en la Libertadores. Cuesta saber por donde hay que empezar a solucionar esto.

Un plantel nervioso que quiere demostrar actitud (por pedido de gente externa al CT) pegando patadas. Primer error. Rendimientos pobres repetidos a lo largo del tiempo de algunos jugadores, que deberán salir del equipo y que Almiron deberá hacerse cargo. Una idea de juego que el DT deberá inculcarles después de varios meses donde se jugó a lo que salga.

Almiron deberá encontrar un equipo que deje de perder y que se transforme en confiable en tiempo récord. La tarea es difícil. La seguidilla por el torneo y la Libertadores van a marcar el año de Boca. Un año político con elecciones. Boca precisa un entrenador firme y con carácter que tome decisiones. Hay imágenes que Boca no puede volver a mostrar.

Estudiantes, Pereira, Central, Racing, Colo Colo y River son los próximos rivales de Boca. Ninguno es sencillo en los papeles. Y viendo a este Boca, todos se transforman en partidos muy complicados. Un ciclo que arranca. La ilusión se renueva. Todo depende de él. De Jorge Francisco Almiron Quintana