A los 9 años, un 13 de diciembre de 2013, Valentín Barco llegó a Boca. No hizo ninguna prueba, como habitualmente pasa con los chicos que quieren ser futbolistas y fichar para un club. El Colito jugaba en Norberto de la Riestra, un pueblo cercano a su 25 de mayo. El Negro Sánchez lo cobijó. Y Ramón Maddoni le dio la bendición sin siquiera probarlo. Lo que había visto de él, le bastaba para saber que este chico iba a ser cosa seria.

Hoy, 10 años después, en su cuarto partido con la camiseta de Boca, y el primero por la Libertadores, Barco le pudo demostrar a los hinchas que todo lo que se habla de él, no tiene nada de irreal. La gente, por su parte, también le dio la bendición. Y ante cada contacto con el balón, Barco recibió aplausos y cariño.

¿Porque se hablaba tanto de este lateral? Simplemente porque es distinto. Es un 10 jugando de 3. Tiene temple, garra, clase, jerarquía y cabeza. ¿Sabes lo bueno que tenés que ser para que en un torneo como el de Alcudia, te elijan el mejor jugador siendo 3 años más chicos que el resto? Debutó con Battaglia, en aquel partido con Banfield, donde Boca tuvo que poner pibes porque el plantel profesional estaba encerrado en un hotel tras los incidentes con Mineiro. Ese día, también se destacó, cómo gran parte de los pibes, ese 24 de julio de 2021, Barco tenía 17 años y un día. Y jugó como si fuera un veterano. Como en el partido de Libertadores, que llegó al fondo y le puso un pase a la cabeza de Varela. Una jugada repleta de lucidez y tranquilidad en un momento caliente y a los 95 minutos del complemento.

¿Que se le viene a Barco? Primero lo que le pasa a los hombres. Oportunidades, caminos que se bifurcan, y elecciones y decisiones qué hay que tomar.

Después de estar ausente en la lista del Sudamericano Sub 20, torneo en el que Argentina quedó afuera, Barco tenía que recuperarse de una lesión en la planta del pie. Peleó y luego siguió trabajando con su categoría... Hasta hace días. Porque no se entrenaba con Primera. Jugaba y trabajaba con reserva. Cuando se lesiona Valdez en cancha de San Lorenzo, y además expulsan a Figal, Almirón decide subirlo (ya no estaba Fabra, lesionado). De eso a la cancha hubo un entrenamiento.

Anduvo bien con Estudiantes. Y bárbaro con Pereira. Y ahora nada va a frenarse sino que los días van a ser más vertiginosos. Porque a Boca se le viene Central, Racing, Colo Colo y River. Y cómo viene la mano, Barco llegó para quedarse. Y en esto de tomar decisiones, ahora va a observar cómo la Selección y Boca lo van a querer tener. Mascherano, porque lo puso en la lista de jugadores preseleccionados para el Mundial Sub 20. Y Almirón, porque con el Colo encontró soluciones rapidas.

Barco empieza a crecer. Y crecer es hermoso. Pero a veces también duele.