Boca venía de ganarle a Defensa y Justicia, Atlético Tucumán, Colón, River y Lanús de manera consecutiva demostrando que, a veces, no hace falta ser un buen equipo para conseguir resultados. El conjunto de Ibarra nunca jugó bien en estos 15 partidos que lleva el ciclo.

Frente a Defensa lo ganó en la última, con Atlético Tucumán perdía y con un gran Langoni lo dio vuelta en el final, en Santa Fe lo ganó faltando 15', a River le convirtió faltando medio tiempo y a Lanús lo quebró en el adicional. Pero en varios de esos encuentros, la victoria no se ajustaba a los merecimientos.

En Varela, en Santa Fe y en el Sur no mereció ganar, pero Boca sabe pegar sobre el final y en los momentos justos. Una defensa, que parece más firme, y un Rossi figura son determinantes. Algunas veces lo salvó Benedetto, otras Langoni y algunas Vazquez. Anoche esa parte falló.

Boca no le pateó al arco a Huracán de local y si el Globo afinaba la puntería, probablemente lo podría haber ganado. En el juego, fue parecido a los anteriores partidos: sin generación de juego y apostando a que alguna individualidad lo salve. Los volantes no tuvieron un buen partido y casi no asistieron a los delanteros. Ni siquiera una escapada de algún lateral provocó que se rompiera el 0.

Para el torneo local, a Boca le está alcanzando este nivel para pelear el torneo y tal vez, le alcance para ganarlo. Está cerca de la punta a falta de algunas fechas y si ensaya victorias seguidas, nuevamente, podrá coronarse. Pero se le pide más a Boca.

Suena a poco que Ibarra diga que no se perdió y eso es importante. Es Boca, de local y ante Huracán. Boca no puede sentirse inferior y jugar solo pensando en el 0 en su arco. Boca debe proponer más. Por lo menos desde la actitud, como en el ST ante los tucumanos y el clásico ante River.

El hincha sabe que, a pesar de los buenos números, el equipo está en deuda en lo futbolístico. Y desde hace bastante tiempo.