Sin grandes emociones, el 2012 había finalizado con una fuerte debacle en cuanto al nivel futbolístico del equipo, que ya no contaría con Rolando Schiavi por su retiro como profesional en diciembre.

Luego de un grito de guerra en el último juego contra Godoy Cruz como local, la Bombonera exigió la salida de Julio Cesar Falcioni como técnico y la diligencia comandada por Daniel Angelici escuchó, por lo que no se le renovó el contrato.

Con el puesto vacante, el club necesitaba un nuevo comandante y se hizo el llamado esperado por todos. La larga siesta llegaba a su fin y Carlos Bianchi aceptaba asumir para darle inicio a su tercer ciclo.

En los partidos de verano, el plantel demostró ciertas inquietudes por la gran cantidad de cambios de nombres que hubo. De esta manera, llegó al debut en el torneo un 9 de febrero de 2013 frente a Quilmes.

El estadio le dio la bienvenida al Virrey nuevamente y la mística parecía recuperarse. En los primeros minutos, el cervecero se puso dos goles arriba, pero a partir de allí salió la magia desde el banco para darlo vuelta a lo Boca.

Con goles de Walter Erviti y Guillermo Burdisso llegaba la igualdad. A poco más de 10' para el final, Matías Caruzzo se fue expulsado y Agustín Orión atajó un penal, que impulsó a sus compañeros para que otra vez Burdisso marque y selle el 3-2 definitivo.

Aquella tarde en el Alberto J. Armando se terminó viendo una defensa insólita con Lautaro Acosta como lateral y Ribaír Rodríguez como defensor central.

Lamentablemente, la magia duró poco y Bianchi no tendría el éxito que supo cosechar hacía una década atrás con la azul y oro.