Hasta antes de irse del club por primera vez, el virrey, Carlos Bianchi contaba con un 100% de efectividad en Copas Libertadores ganadas dirigiéndonos. Estuvo a cargo del equipo en la del 2000 y la del 2001 con sendos éxitos en ambas. Cuando volvió, dos años después, increíblemente mantuvo esa estadística perfecta y ganó nuevamente el certamen. En este caso la edición del 2003.

En las anteriores finales, el equipo del virrey enfrentó al Palmeiras y al Cruz Azul. Ambas fueron finales reñidísimas tanto en la ida como en la vuelta. Tal es así que en ambas nos consagramos desde el punto del penal luego de empates en el resultado global. En esta ocasión, la cosa fue muy distinta.

En aquel partido Boca formó con: Abbondanzieri; Ibarra, Schiavi, Burdisso, Clemente Rodríguez; Battaglia, Cascini, Cagna; Tévez, Barros Schelotto y el Chelo Delgado. Ya sin Palermo y Riquelme, y el más grande seguía llegando a instancias decisivas de la mano de Bianchi y compañía.

Esa noche fue una contundente y solida victoria por 2-0 para dejar a tiro la serie que se definió la semana posterior en Brasil. Los dos goles fueron autoría de Delgado, ambos con gran fortuna y ayuda del arquero rival. El primero porque sacó un latigazo que el arquero no pudo contener y se le metió adentro y el segundo porque ejecutó un tiro libre desde bastante lejos y un pique muy cerca del arco le cambió la trayectoria a la pelota y complicó al arquero enormemente.