El mundo Boca está movilizado por estas horas por el partido de despedida que tendrá Juan Román Riquelme el domingo en la Bombonera. La expectativa por ver a uno de los máximos ídolos que tiene el club junto a muchos compañeros que estuvieron en la época dorada con Carlos Bianchi es enorme. Y encima está el agregado de la presencia de Messi, el combo perfecto para una tarde que pinta para ser inolvidable.

Pero en el mientras tanto, Boca jugó en Mendoza para intentar recuperar la confianza después de la derrota ante Arsenal y el empate ante Lanús. Y no logró cambiar la imagen de los últimos partidos. Todo lo contrario, empeoró lo que venía mostrando.

Boca tuvo una pésima noche. Se vio un equipo cansado, lento, sin reacción, con jugadores que daba la sensación que estaban jugando un amistoso y no por los puntos. En los mano a mano siempre ganaron los jugadores locales, que se mostraron más metidos, con más ganas, con correr le alcanzó a Godoy Cruz para quedarse con los tres puntos.

Defensivamente fue muy flojo lo de Boca. Sin dar seguridad, mal parado y con defensores que tuvieron una muy mala actuación. De todas maneras, fue general lo de Boca, salvo las ganas y la dinámica de Medina, lo del resto fue para el olvido.

El peor partido de la era Almirón. Fue en papelón, una paliza de Godoy Cruz. Duele el resultado pero mucho más las formas, el desgano de varios jugadores de Boca es imperdonable. Deben entender y darse cuenta que llevan puesta la camiseta más importante de todas.