La moneda tiene dos caras. Como este presente de Boca, que claramente puede ser encuadrado en dos lados. Por uno, sencillamente valioso. Y está dado, porque incluso con la derrota casi consumada, el equipo no baja los brazos. Y aunque las formas no sean las mejores o las ideales, el grupo de Almiron no se rinde.

En esta última semana hubo dos ejemplos,bastante parecidos de por sí. Con Pereira, Boca estuvo perdiendo hasta los 89 minutos, momento en el que empató Advíncula. Después, además, con el rival con 10, siguió buscando hasta encontrar una victoria al minuto 9 de los 10 de adición.

Con Central se dio algo similar. Perdía, lo empató y lo volvía a perder... el partido se esfumaba, se agotaba. Y Almiron seguía mandando al equipo al frente, a buscar. Y lo encontró al minuto 10 de la adición. En ambos casos hay un premio al remo. A intentar llegar, incluso sabiendo que el camino fue difícil. O hasta casi pareciendo imposible.

Pero si en lugar de esta mirada en la que destacamos el empuje del equipo, en la mala, nos preguntamos porque Boca llegó a ir perdiendo en el final del partido... Y acá viene el lado negativo de esta historia, que lo hay. Porque para ir perdiendo con Pereira y con Central hasta el final algo mal tenés que haber hecho. Y acá Boca tiene una lista de defectos.

El equipo colombiano le generó a Boca no menos de 5 chances de gol claras en el primer tiempo. Central también lo complicó al Xeneize en la primera etapa. Y en algo se parecen las historias, que terminaron con final feliz para Boca si miramos el desenlace del cuento. Ahora, si nos detenemos a mirar el camino, observamos qué hay varios puntos a corregir.

El equipo tiene desatenciones, mal retroceso, comete distracciones poco habituales y en algún caso, fatales. Hay varios jugadores en un flojo momento futbolístico, sumado a que genera pocas chances de gol y casi nunca convierte al arquero rival en figura. ¿Por qué? Simple, porque llega poco.

Quizá el defecto más grande es que le cuesta encontrar sociedades que busquen jugar al fútbol. En este últimos partidos, hubo jugadas puntuales que mostraban algún crecimiento. Ejemplo, el pase de Villa a Barco, al que espera para que esté en posición de tirar el centro y la asistencia del Colo. Y de igual forma el centro de Villa en Arroyito. En el primero no fue centro sino pase o asistencia a la cabeza de Varela. Y en el segundo ejemplo, Villa se perfiló para que la bomba al área sea con rédito. Y vaya que lo fue. Porque Boca le empató en la última.

En definitiva, este Boca tiene defectos que están a la vista. Pero Almiron también le impregnó las ganas de buscar hasta el final. Será cuestión de mirar las dos mitades. Potenciar el lado bueno y desterrar el lado malo.