Boca ganó una final. Y es una final que le hace apretar el puño por el trofeo y sobretodo le genera volver a confiar en sí mismo. Porque la ganó bien y cuando se combina la victoria con las formas, la tranquilidad es mayor.

Este tipo de partidos, en donde se enfrentan David contra Goliat siempre suelen ser incómodos. Y la Copa Argentina es la mejor muestra. Hay batacazos todas las semanas, año tras año. Siempre algún grande queda en el camino y termina siendo tapa del diario por el fracaso deportivo.

El mérito de Boca es que, sabiendo esto, nunca dejó que la final pudiera presentarse algo complicada.

Primero porque fue a buscar de principio a fin. De hecho marcó 3 pero mereció más y además después del 3-0 siguió intentando aumentar la cuenta. Esto significa que el equipo de Ibarra tomó este partido con toda la seriedad del mundo.

¿Es rival Patronato? Es una pregunta que desde anoche buscó explicarse. Y es cierto que tiene otra categoría, que la jerarquía y la variedad de recursos no es la misma que tiene Boca, es indiscutible eso. Tampoco lo es que muchas veces, en el fútbol, el más débil le gana al más fuerte y existen millones de ejemplos. Flamengo acaba de perder la final de la Recopa contra Independiente Del Valle. Por eso, hay mucho mérito en la victoria de Boca, sobretodo por las formas. Y por no dejar ningún detalle librado al azar para que apareciera la sorpresa que siempre toca la puerta.

El segundo mérito que tiene el equipo es que encontró la famosa efectividad. Muchas veces, Boca o otros equipos pueden reiterarse en las formas o en las búsquedas. Y el equipo que puso el DT de Boca tuvo opciones diferentes para lograr la efectividad que finalmente logró. Jugó por afuera, por adentro, de arriba, de abajo. Hay dos mano a mano por el centro que termina tapando Salvá, uno a Villa y otro a Langoni. Hay dos jugadas muy claras de gol que terminan con Benedetto definiendo de 9. Y también hay juego aéreo porque el cabezazo que termina en gol, es producto también de una buena ejecución de Óscar Romero.

¿Hace cuánto Boca no lograba llevar a su 9 a definir abajo del arco con los 7 metros a disposición? Y ayer se dio. Lo de Benedetto, fue sobresaliente, pero el equipo también jugó para que el 9 se luciera. Estuvieron muy bien Oscar Romero. Muy correcto Figal, que en los últimos tres partidos marcó dos goles y le agregó la asistencia de ayer. El equipo hizo un planteo completo y además sostenido en el tiempo.

Otra de las virtudes es que hizo fácil un partido que podía presentarse complicado. No por el rival en sí mismo sino porque en este tipo de encuentros, la responsabilidad es cien por ciento de uno de los dos. En este caso de Boca. Que ayer celebró tener esa responsabilidad. Porque salió a jugar siendo dueño del partido como sabiendo que la Copa no podía escaparse.

¿Qué vendrá ahora? La consolidación del nivel de ayer. Con rivales mejores y más exigentes. Demostrar que no es un espejismo. Y sobretodo entender que como todo pasa tan rápido, esta Copa termina siendo condición necesaria pero no suficiente. Boca ganó. Guarda la Supercopa en su vitrina. Corrió un problema del camino (porque hubiera sido un gran problema perder) y sigue adelante. En búsqueda de seguir mejorando en el torneo y armando el equipo para la Libertadores, que en verdad es el torneo que, en parte, marcará el color del año.

Por lo pronto, otra Copa. Ayer los jugadores salieron a la cancha con una remera que tenia el #SiempreBoca. Si Boca ganaba como ganó, es Boca. Y si Perdía, se iba a hablar de Boca...

Ahora le llega Defensa en la Bombonera. Y Boca, tendrá una estrella más para estrenar. La 74.